Se necesita un proceso de transformación y refundación de la actividad, para que, de esa forma, los auditores acompañen debidamente al mundo VUCA.

ALEJANDRO REMBADO

Director del Comité de DEAs del Instituto de Auditores Internos de Argentina (IAIA)

VUCA (Volátil, Incierto, Complejo, Ambiguo, según sus iniciales en inglés), así se denomina al mundo en que vivimos en la actualidad, es un término que lleva algún tiempo y fue el sociólogo Zigtmun Bauman quien empezó a hablar de esta situación cuando la describió como «Sociedad Líquida».

Como mencionamos, este entorno no es nuevo, pero en los últimos años se aceleró dando su mayor exposición durante la pandemia que aún vivimos.

La velocidad de los cambios, lo complejo de predecir que va a suceder, los conflictos a resolver y la falta de claridad ha hecho que todas las organizaciones se transformen y cambien radicalmente sus procesos, sus formas de relacionarse (con clientes, proveedores, estado y empleados) y aceleren la transformación digital.

Hoy las organizaciones están desafiadas en su perímetro (no siempre es necesario tener presencia física para vender o para prestar un servicio, no es necesario que los empleados realicen sus actividades desde las oficinas y tal vez nunca conozcamos físicamente a algún representante de nuestros proveedores).

Cada vez más, el dinero digital suplanta a los billetes llegando a extremos de ver un músico «a la gorra» en el metro de Buenos Aires que recaudaba el dinero, que le donaban los pasajeros, con un código QR de un conocido sistema de billetera virtual.

Esto significa que los cambios que antes se pensaban hacer como proactivos pasaron a ser reactivos.

Por lo cual, sabemos que TODO cambió, necesariamente para poner antídotos al mundo VUCA, por lo cual cambiaron los procesos, cambiaron los métodos, cambiaron los sistemas de seguridad, cambiaron los sistemas, cambió la cadena de valor, cambiaron los paradigmas… y la pregunta a hacerse es, el control interno de estas empresas, ¡también cambió?, ¿también se adaptó?

Podemos analizar esto desde dos perspectivas que juegan entre si, la percepción de la sociedad hacia estos temas y la real adaptación del control interno al nuevo entorno.

La sociedad ha ido aceptando y percibiendo que los cambios incluyeron los adecuados ajustes en materia de seguridad y protección de las transacciones, priorizan y disfrutan de las ventajas operativas de la digitalización y la simplificación. Esto hace que las organizaciones sean aún más cuidadosas en el tratamiento de las operaciones y protejan al cliente.

En éste último sentido, cobra vital importancia la figura de los órganos de supervisión y control de las organizaciones, entre otras, la de auditoría interna,

Focalizándonos en ésta actividad, la auditoría interna, observamos que si bien se ha avanzado bastante en los últimos años, necesitamos de un proceso de transformación y refundación de la actividad, para, de esa forma, los auditores acompañen debidamente al mundo VUCA, y sean permeables a la «sociedad líquida», entendiendo entonces que, de forma conceptual, se aplique un nuevo pacto (new deal) que nos permita dar las respuestas que necesitamos.

Para ello deberíamos establecer un esquema de Actividad de Auditoría basado en tres pilares: Inmediatez, Dinamismo y Flexibilidad. ¿Y cómo conseguirlo?, con cuatro elementos: Posicionamiento,  Velocidad de Servicio,  Tecnología y Equipo.

POSICIONAMIENTO:

Debemos establecer qué queremos ser, donde queremos estar y cómo queremos que se nos perciba. Tenemos que tener una visión, una claridad que nos permita definir una estrategia y ejecutarla. Es fundamentar determinar aquí si queremos ser o no líderes. Liderar es influir y si no podemos influir en la organización no podremos dar el aseguramiento que nos piden los accionistas. El auditor debe ser un jugador importante dentro de la organización.

VELOCIDAD DE SERVICIO

Si soy lento… no aporto valor. En el mundo de la inmediatez, de la incertidumbre no podemos estar reportando nuestro trabajo a destiempo. Por lo cual tenemos que pasar del «informe» al «hallazgo» donde así puedo evitar la materialización de daños o mayores problemas.

TECNOLOGÍA

La tecnología es la mejor amiga del auditor. Gracias a ella podemos llegar más rápido, podemos revisar universos, podemos disponer de indicadores precisos, podemos dar un mejor servicio. Obviamente, a diferencia la hacen las personas, pero si esas personas se basan en tecnología, esa diferencia será mayor.

EQUIPO

No podemos alcanzar nada de lo anterior si no nos replanteamos disponer de un equipo que cubra estas expectativas. Por ello necesitamos un grupo diverso, con habilidades blandas bien consistentes, con conocimiento y gusto por la tecnología, con visión de negocio, con hambre de eficiencia y con importantes cualidades de comunicación y empatía.

Por tanto, la auditoría en los tiempos VUCA implica una actividad creativa, dinámica, basada en la inmediatez, desafiante y flexible. Apoyada en la última tecnología que le permite ser cercana al negocio priorizando la anticipación.

Ver el artículo original: https://www.cronista.com/columnistas/la-pandemia-y-un-mundo-vuca-recargado-como-influye-en-la-auditoria-interna-de-las-organizaciones/

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